Me siento extraña, tu ya no estás, y parece que nunca has estado, no hay nada que me recuerde que algún día existió algo nuestro, aveces te tengo en mi pensamiento, recuerdos preciosos, pero que me resultan tan lejanos que no los concibo de esta vida, y me sorprendo a mi misma sin llorar, sin sufrir, sin ese sentimiento angustioso de la pérdida.
Aun así muchas mañanas recuerdo sin querer, y yo misma evito pensarte, me niego recordarte de otra manera que no sea desde la distancia y la traición, pero tu eres la única experiencia, mi único pasado, mi fantasma, mi duelo.
No se muy bien en que lugar estoy ahora, donde situar mi transición, mi cambio hacia algo distinto, mi vida está en proceso de cambio continuo, y esto ha sido decisivo para impulsarme, para darme un toque de atención, para moverme hacia mi camino, mis sueños, y recuperar el rumbo, la iniciativa, el pulso, el ritmo que marcaran mis pasos.
Millones de veces me niego al día llamarte, buscarte, querer encontrarte en algún resquicio del pasado, evito mis lugares prohibidos, y cancelo mis intenciones de saber de ti a través de otros. Se que queda mucho trecho, pero hoy quiero valorarme que incluso en una madrugada etílica como esta, yo no sucumbo a mis instintos más primarios y sigo mi camino.
Donde estarás, ya no me importa, que harás, prefiero no saber, si algún día nos volveremos a encontrar, no quiero pensar...
Así funciono ahora, así vivo hoy, así consigo sonreír cada mañana mirando el sol desde mi ventana.
sábado, 7 de enero de 2012
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